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andreuP. José Ramón María Andreu, S.J.

Parte I

El Padre Ramón María Andreu Rodamilans S.J., con residencia en la Casa de Ejercicios Cristo Rey de Valladolid, dice que:

Con autorización especial de Su Excia. Revma. Mons. Doroteo Fernández, Administrador Apostólico de Santander, y con el beneplácito de mis Superiores R. P. Conrado Pérez Picón S. J., Vice-provincial de Castilla Occidental, y del R. P. Cipriano Arana S. J., Rector de las Escuelas Profesionales de Cristo Rey y mío: he visitado el lugar de San Sebastián de Garabandal, cerca de Cosío y del Ayuntamiento de Puentenansa, en la provincia de Santander, con motivo de los sucesos que allí tienen lugar y que se refieren a cuatro niñas que afirman ver y oír a la Virgen.

El conjunto de días que he estado en San Sebastián de Garabandal, en diversos viajes, suman 13 días, poco más o menos, y en ellos he obtenido los siguientes datos que pongo a disposición de las Autoridades Eclesiásticas con el fin de facilitar la labor que, con motivo de tales sucesos, habrán de realizar.


INFORME REPORTAJE POR PADRE RAMÓN MARÍA ANDREU, S.J.


PRESENTACIÓN

El Padre Ramón María Andreu Rodamilans S.J., con residencia en la Casa de Ejercicios Cristo Rey de Valladolid, dice que:

Con autorización especial de Su Excia. Revma. Mons. Doroteo Fernández, Administrador Apostólico de Santander, y con el beneplácito de mis Superiores R. P. Conrado Pérez Picón S. J., Vice-provincial de Castilla Occidental, y del R. P. Cipriano Arana S. J., Rector de las Escuelas Profesionales de Cristo Rey y mío: he visitado el lugar de San Sebastián de Garabandal, cerca de Cosío y del Ayuntamiento de Puentenansa, en la provincia de Santander, con motivo de los sucesos que allí tienen lugar y que se refieren a cuatro niñas que afirman ver y oír a la Virgen.

El conjunto de días que he estado en San Sebastián de Garabandal, en diversos viajes, suman 13 días, poco más o menos, y en ellos he obtenido los siguientes datos que pongo a disposición de las Autoridades Eclesiásticas con el fin de facilitar la labor que, con motivo de tales sucesos, habrán de realizar.

LAS NIÑAS

Los nombres propios de las niñas son: María Concepción, de 12 años; Jacinta, de 12 años; María Dolores, de 12 años; María Cruz, de 11 años.

No son hermanas ni primas entre sí, al menos en sentido propio. La edad psicológica que representaban durante el primer mes de las llamadas visiones sería de unos 8 ó 9 años correspondientes a niñas de ciudad y colegio.

La conducta de las niñas hasta la fecha en que comenzaron los acontecimientos era buena, según juicio del Sr. Cura, de la maestra y de los padres de las niñas. Su normalidad, como más adelante se dirá, era también correcta hasta que comenzaron sus trances y lo sigue siendo fuera de los mismos.


ELECCIÓN DE NIÑOS

Cito al P. Arintero, O.P.: «¿Por qué prefiere Dios a los pequeñuelos?... Porque los pequeñuelos, las mujeres, las almas vírgenes, tienen un corazón más puro o hacen generosamente violencia a sus pasiones. El Espíritu Santo puede hacer que en ellos brille la luz. Las palabras de la sexta bienaventuranza, "bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios", encuentra ya su aplicación en esta vida.

Los hombres y los grandes talentos no tienen pues razón alguna para acusar por eso a las mujeres, antes lo tienen muy grande para acusarse a sí mismos. No es privilegio de los pequeños y de las mujeres el ver mejor las cosas sobrenaturales, sino que es un castigo para los hombres y para los sabios a fin de que se humillen. Y si no lo hacen, aún les aguarda mayor confusión, conforme lo declaró el Salvador a Santa Catalina de Siena.

Santa Teresa rogaba a Nuestro Señor que, en vez de colmarla a ella de tantos favores, los dispensare a hombres sabios, a los sacerdotes, a los religiosos y a los teólogos. Y Él le contestó: "Estos, ni tienen tiempo, ni gana de trabar relación de confianza conmigo; y, pues siempre me desdeñan, tengo que dirigirme a sencillas mujeres si he de tener el consuelo de tratar de mis intereses con los hombres"». (Arintero, La evolución mística, pág.737). 



EL PUEBLO

En la historia de las apariciones de Lourdes se dice lo siguiente: «El pueblo creía sinceramente en las apariciones y señalaba con toda seguridad que la Señora era la Virgen María. Por eso habían limpiado la gruta, colocando floreros con flores, velas que ardían... ». 

Hay una analogía entre la intuición del pueblo de Lourdes y el de Garabandal. Los vecinos del pueblo de Garabandal no afirman ni niegan nada. No cuentan más que lo que ven, pero todos ellos, conocedores de la sinceridad y normalidad de las niñas, dicen que es verdad.

La avalancha de curiosos y el rodar de las noticias va creando –o al menos transformando– determinados hechos en fantásticos bulos. Tratando de actuar con seriedad, no se pueden tomar para un estudio más datos de los que proceden de testigos de primera línea. Tampoco se pueden eliminar datos o hechos auténticos.

Los datos que cito en este informe son constatados por mí directamente, salvo los casos en que explícitamente se cite la fuente de donde proceden.


AISLAMIENTO DEL PUEBLO

San Sebastian de Garabandal está situado a unos 7 Km monte arriba a partir de Cosío.

El aislamiento de San Sebastián de Garabandal da al pueblo y a sus habitantes una sensación de tranquilidad y paz que se ha roto con la afluencia de peregrinos y curiosos.

Al anochecer, una mujer del pueblo, María, la madre de Jacinta, recorre las callejas del mismo, según costumbre, tocando una campanilla para invitar a los vecinos a rogar por "las ánimas del purgatorio". El rosario se reza todos los días en la Iglesia.


PACIENCIA DE LOS PADRES

La paciencia de los padres de las niñas ha sufrido una gran prueba con estos acontecimientos. Siendo gente sencillísima y humilde, se han encontrado de repente con que sus hijas experimentan un fenómeno que constantemente les está exponiendo ante el público que acude, a la vez que les crea una situación que ellos no pueden dominar.

El público no siempre sabe ser correcto en sus palabras y en sus obras. Así que algunas veces han creado situaciones desagradables que han soportado con abnegación.

La falta de autoridad, de orden, hace que los padres y mozos del lugar tengan que defender a las niñas. Ellos quieren saber de qué se trata y se encuentran solos ante unos hechos que no alcanzan a entender. Solamente el que en tres meses de esta situación, con tantas carreras y tantas y tan diversas personas que acuden, no haya sucedido nada desagradable lo interpretan como una señal más de que hay una mano que vela por las niñas y que las cuida con cariño.


EL PÚBLICO Y LAS VISIONES

Se ha observado una relación entre el público que acude a Garabandal y las llamadas visiones. Es así. Se ha repetido el caso de que cuando el público ha sido más numeroso y dando aspecto de romería, incluso cuando ha habido borrachos y música o canciones profanas, la aparición no ha tenido lugar. El público quedó defraudado.

La primera vez que lo observé fue el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, por la tarde. Ese día toda la multitud esperó en vano. A la vista de los que se comportaban como de romería y al oír las canciones profanas y el estado de semiborrachera que algunos mostraban, me dijeron algunos hombres y mujeres sencillos del pueblo: «Me parece que hoy no habrá nada, porque ya sucedió otra vez y aquí nos alegramos que no haya nada cuando vienen en ese plan».

Otro día me llamó Amalia, hermana de Loli, de once años, para decirme en secreto que Jacinta estaba viendo a la Virgen en casa de Loli. Entré y la encontré en estado de trance. Entre otras cosas (que en su lugar haremos mención), dijo hablando con la visión:

«¿Por qué te vas tan luego?... Ah, claro, como el día de Nuestra Señora... están cantando».

Al terminar el éxtasis le pregunté. Y ella me respondió: «Dice que se va porque están cantando y de juerga».

Al salir de la casa, pregunté: «¿Hay alguno que esté cantando?». Y me respondieron: «Sí, allí hay un grupo que están en plan de romería». Ese día no hubo visión hasta que ese grupo, que había venido en un autobús, se marchó.

Esto ha sucedido otras veces más. Las que yo he podido constatar hasta hoy han sido cinco y los cinco días la incorrección e irreverencia del público fue manifiesta.


NORMALIDAD DE LAS NIÑAS

En la vida ordinaria, fuera de los trances, las cuatro niñas dan muestras visibles de normalidad. Ese ha sido el parecer de los médicos que las han visto, aun de los que se han mostrado más escrupulosos en analizarlas.

Para un observador normal, para sus padres, para el párroco y para todos lo que las conocieron de tiempo atrás, esas cuatro niñas han sido siempre normales. Las niñas, después de tres largos meses, se encuentran perfectamente normales: juegan, corren, dan grandes caminatas a los prados -unos cinco kilómetros de ida y otros tantos de vuelta-, siguen reaccionando como niñas.

El hecho de que una persona esté enferma no es obstáculo para que en ella puedan darse fenómenos místicos. Bemardita Soubirous padeció de asma hasta su muerte. Santa Gema Galgani fue muy enferma.

En el caso de Garabandal, se da normalidad en las niñas a mayor abundancia. Dice el P. Royo Marín en la Teología de la Perfección Cristiana, n2 566: «La historia de las almas admitidas en estos favores de la Divina Gracia atestigua claramente que Dios se acomoda a las más diversas complexiones y que ninguna de ellas puede representar un obstáculo insuperable a Aquel que con sola su voluntad pudo sacar todas las cosas de la nada».


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